Por Miguel Fuentes.
Estaba en el patio de comidas con Alvaro y conversabamos de la famosa "Píldora del día después". El tema no es menor y ha generado una alta controversia en el país. Más aún cuando el tipo con mayor reconocimiento mundial en el asunto, el doctor Horacio Croxatto, es chileno y en su propio país las autoridades no han validado sus dichos, pese a los antecedentes y pruebas científicas que éste a presentado: "la píldora no es abortiva", "el único argumento es religioso", señaló anoche en el "Tolerancia Cero" de Chilevisión. Bueno tal temita, es asunto de nuestra próxima reunión de jóvenes, y la situación amerita tenerla clara. En eso estabamos y yo asaltaba a mi amigo con preguntas: ¿Cuando hablamos de aborto? ¿Ser humano, individuo, entidad biológica, persona: son todos diferentes? ¿Cuanto tiempo promedio tarda un espermatozoide para llegar a la concepción?

Tantas preguntas... tanta información, es difícil ser luz en un mundo con tanta opinión o punto de vista. La verdad hoy día se entiende como algo relativo. Puede que lo que digas tenga sentido, pero no es mayor verdad que la propia. ¿Cómo ser luz en un mundo que, al ver su oscuridad, inventó la luz electrica? A falta de verdad, hemos creado la verdad artificial, la que puedes encender presionando el interruptor de tu habitación, abriendo tu mente, y haciendo doble click en tu propia opinión. No da vida como la luz solar a las plantas; pero sirve, a lo menos para espantar al "kuko".
Ahí estabamos, Alvaro y yo, buscando despejar las preguntas; cuando de pronto entendimos algo grandioso: -No tenemos todas las respuestas. Y aún si tuviesemos absolutamente toda la información respecto de un tema, como al misterio de la vida: ¿nos alcanza la vida misma para aprenderlo? ¿nos cabe en el cerebro toda la información?
¿retendremos todo sin olvidar un sólo punto?... sólo así nuestro consejo será acertado... ¿Sólo así lo será?
Sinceramente creo que el mundo no busca respuestas a preguntas. La gente busca testimonio de la verdad. La información te pone al día; pero la verdad... te hace libre. Claro muchas personas perseguimos respuestas, porque creemos que ellas nos llevaran a la verdad; pero muchas veces una respuesta que creemos incorrecta tiene mucha más verdad, que la elaborada por nuestro razocinio. La verdad se percibe, se dicierne en el corazón. Cuando hablas con la verdad, todo tu cuerpo delata que es así: y la gente lo nota.
Cuando el pasado noviembre Estados Unidos escogió a Barack Obama como su presidente, no lo hizo porque considerara que el tipo tenía todas las respuestas; sino porque creyeron en su discurso de Cambio, leyeron verdad en sus dichos: él creía en sus palabras.
Cuando ves "Up: una aventura de altura" de Pixar, no te conmueve el que la historia sea ficción. No se trata que el guión haya sido ideado por alguien. Se trata de que pese a que la historia nunca haya acontecido, vemos verdad en el mensaje, y eso nos emociona.
Estimada juventud, no se trata de tener todas las respuestas, Dios no nos llamó a eso, ni nos dió un manual para responder a cada pregunta que el mundo hiciera. No tratemos de convencer a nadie con los mejores argumentos. Nuestro llamado es algo mayor, se trata de dar Testimonio de la Verdad, de que Cristo en tí, en mí, en nosotros; es real esperanza de gloria. Muestra a Cristo, amemonos unos a otros con amor genuino y el mundo verá que no hay comparación entre una noche alumbrada por luz artificial, y el verdadero amanecer.
